Tostar ligeramente los cacahuates en una sartén a fuego medio, removiendo constantemente, hasta que estén aromáticos. Dejar enfriar.

En una sartén aparte, tostar ligeramente los chiles guajillos y anchos a fuego medio, removiendo ocasionalmente, hasta que estén fragantes y ligeramente crujientes. Dejar enfriar.

Colocar los chiles tostados en un tazón con agua caliente durante 15-20 minutos para que se suavicen. Escurrir bien y retirar las venas y semillas restantes.

Agregar los cacahuates tostados, los chiles hidratados, el ajo, el ajonjolí, el orégano, el comino y el clavo a una licuadora o procesador de alimentos.

Licuar hasta obtener una pasta suave y homogénea. Si es necesario, agregar un poco de agua para ayudar a la mezcla.

Agregar el aceite vegetal poco a poco mientras se sigue licuando hasta obtener una consistencia cremosa.

Sazonar con sal al gusto. Probar y ajustar la sazón según su preferencia. Puede agregar más chile o sal si lo desea.

Guardar en un frasco de vidrio hermético en el refrigerador hasta por 2 semanas. La salsa macha mejorará su sabor con el tiempo.